lunes, 29 de marzo de 2010
EL OJO Y FOTORECEPTORES
El ojo humano es una máquina increíble, una de sus misiones es el registro de la presencia de luz, procesarla y enviarla al cerebro, en otras palabras: traducen las vibraciones electromagnéticas de la luz en un determinado tipo de impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro.
El ojo humano cuenta con dos tipos de cèlulas para captar luz (fotoreceptores) y reciben su nombre según sus formas: bastones y conos. Los bastones son alargados y se encuentran entre los conos, son altamente sensitivos a la luz (sin color). Los conos a su vez son menos sensitivos a la luz pero altamente receptivos para el color y se dividen en tres grupos: los sensibles al color azul, al verde y al rojo. Los bastones proveen información sobre el brillo sin color y los conos sobre colores y detalles.
Viaje de la luz debe a travez de las dos capas de células del ojo hasta llegar a estimular los conos y los bastones:
Se cuentan con aproximadamente 120 millones de bastones y unos 8 millones de conos en cada ojo humano. La distribución de estos no es igual a través del ojo, y básicamente por ahí viene el asunto del inicio de este texto. Cuando se centra la atención en un punto en particular (una estrella muy débil, por ejemplo), la luz entra al ojo y es enfocada a la pared trasera conocida como fóvea, esta es una ubicación de alta concentración de conos, recordemos que estos tienen como misión captar color y detalle pero no son buenos captando luz.
Los bastones, que son los encargados de captar luz, no existen en la fóvea. Estos se sitúan en la periferia, por eso al ver de reojo la estrella (dirigiendo la vista hacia un punto cercano a la estrella, pero concentrándose en la visión periférica), su luz no viajará a la fóvea y pasará a otras partes de la retina donde contamos con mayor presencia de bastones y por ende se logrará ver la estrella con mayor facilidad.
http://www.umanzor.com/?paged=2
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